Sus palabras deleitaban su corazón y le hacían sentirse flotando entre nubes.

Los anchos canales que servían de calles en esas ciudades nos deleitaban.

No había necesidad: sus ojos se deleitaban con el rostro de ella.

Sus miembros, que superaban todo lo que había imaginado, le deleitaban violentamente.

Ellos se deleitaban con el escándalo, como sus hermanos y hermanas civilizados.

Había reclusos que se deleitaban ensañándose con los que practicaban la homosexualidad.

Luego se inmovilizó, y las manos homicidas aún se deleitaban oprimiendo, clavándose.

Magda dejó de transcribir en su cuaderno las conversaciones que le deleitaban.

Mientras sus manos se deleitaban arrasando con el resto de su cuerpo.

Repasé una y otra vez todos los pequeños toques que me deleitaban.

Algunos que jugaban en corro, se deleitaban con un entretenimiento asaz protervo.

Cómo me deleitaban sus ojos despintados de esas horas de la noche.

Cerca de las jaulas, niños y grandes se deleitaban dándoles de comer.

Mi entrepierna se humedeció mientras mis ojos se deleitaban con su cuerpo.

Todos sus sentidos se deleitaban contemplando, oliendo, tocando, saboreando aquel cuerpo joven.

Hacía tanto frío y se deleitaban en describirme la muerte de John.